Últimamente oímos mucho en las noticias las palabras bullying (acoso) y más concretamente, con el avance de las nuevas tecnologías, el ciberbullying (ciberacoso).
Podemos definir el buylling como una persecución física y/o psicológica que realiza un alumno contra otro, al que elige como victima de determinados ataques. Sin embargo, esta forma de ataque se ha visto modificado, así Smith et al. (2006) definen el cyberbullying como una agresión intencional, por parte de un grupo o un individuo, usando formas electrónicas de contacto, repetidas veces, a una víctima que no puede defenderse fácilmente por sí misma.
Aunque la prevalencia de esta forma de acoso esta aumentado progresivamente, en un estudio realizado por la Universidad de Córdoba se confirma que en las comunidades españolas, esta prevalencia no es tan intensa. Uno de cada cuatro escolares está involucrado en problemas de cyberbullying, aunque solamente un escaso porcentaje, no superior al 4%, se hallarían implicado de forma severa. (Ortega, Calmaestra y Mora-Merchan, 2008). En este mismo estudio se presentan diferencias significativas en la variable sexo, siendo las chicas más victimizadas en porcentaje que los chicos, (1% chicos frente al 4’9% chicas para niveles moderados).
Una de las principales diferencias que podemos encontrar entre el bullying y el cyberbullying es el anonimato que le otorga a la victima este último. Es frecuente observar videos en internet que muestran este tipo de acoso, y la victima difícilmente puede acceder a la información de quién es el agresor. Esto acaba suponiendo un mayor grado de inseguridad, puesto que de algún modo no hay ningún espacio en el que se sienta seguro.
En cuanto a los tipos más frecuentes de cyberbullying el estudio de la universidad de Córdoba confirma que la forma más usual de acosar a los y las iguales es a través de mensajería instantánea (el 10,15%), sin embargo, estos datos han variado, debido al nacimiento y la expansión de las redes sociales, además de la posibilidad de tener acceso a internet constantemente con la llegada de los teléfonos inteligentes (smartphone).
La Universidad de Extremadura, dio un paso más allá y se adentro a explorar la tipología familiar de estos dos tipos de acoso en la Educación secundaria, con una muestra equilibrada de hombres y mujeres de 1.684 alumnos pertenecientes a la Educación Secundaria de Extremadura (Virginia Palacios et col). “Tipología familiar y bullying/ciberbullying European Journal of Investigation in Health. 2013 (161-170).
A pesar de que el concepto de familia, ha cambiado mucho a lo largo de los últimos años, la pervivencia de la misma se ha visto favorecida ya que cumple funciones muy importantes para el desarrollo de los individuos. Y es quizá en la dimensión social, donde más importancia adquiere, siendo ejemplo de ello el estilo educativo de los padres, o las relaciones vinculares con los mismos.
Es por ello, que parece importante prestar atención al papel que juega dentro de las conductas violentas de los adolescentes la familia.
El estudio de la Universidad de Extremadura afirma, que existen más victimas y agresores entre las familias extensas (monoparentales, familias reconstituidas, crianza por parte de los abuelos…). Esta mayor incidencia en las familias extensas, puede ser explicada por varios motivos, pero uno de entre los posibles podría ser el estilo educativo, que como hemos mencionado con anterioridad tiene un papel decisivo, así como el tipo de comunicación establecida entre los miembros de la familia.
Lo que parece evidente es la relevancia del cyberbullying en los últimos estudios psicológicos y la implicación del mismo en nuestra vida cotidiana.